Para los Celtics, la marcha de Holiday no sólo supone un ahorro de unos 4,7 millones de dólares el año que viene, sino también una reducción de las obligaciones salariales futuras por un total de más de 100 millones de dólares. A pesar de su contribución al campeonato de 2024, Holiday ya no era una pieza indispensable para el futuro debido a su edad y al hecho de que su pico de rendimiento estaba llegando a su fin.
En particular, su bajón en ataque y una lesión en los playoffs de 2025 subrayaron la decisión de separarse de él. Ahora, desde Boston siguen trabajando para situarse por debajo del segundo umbral del impuesto de lujo. Este movimiento, pues, parece ser sólo el principio de una nueva reestructuración.
Con Anfernee Simons, los Celtics consiguen un escolta mucho más joven que podría encajar bien en el concepto ofensivo del entrenador Joe Mazzulla con su capacidad anotadora y su tiro exterior. Simons, que anotó 19.3 puntos por partido la temporada pasada, aportará a Boston un porcentaje de triples en su carrera del 38.1%. A pesar de sus debilidades defensivas, añadirá al equipo un soplo de aire fresco muy necesario, sobre todo teniendo en cuenta que el papel de Kristaps Porziņģis está abierto de cara al futuro.
¿Se interpone Holiday en el camino de los Blazers?
Para los Trail Blazers, el fichaje de Holiday supone un giro notable. Se espera que el escolta, que en principio iba a estar en Portland poco tiempo como parte del traspaso de Lillard, se quede a largo plazo. El entrenador, Chauncey Billups, cuenta con la experiencia, el liderazgo y la clase defensiva de Holiday para proporcionar estructura y estabilidad a su joven plantilla, especialmente al prometedor Scoot Henderson.
Sin embargo, sigue siendo cuestionable hasta qué punto es sensato invertir más de 100 millones de dólares en un jugador que juega en la misma posición que Henderson y que ya no está al máximo de sus capacidades.