"Es la sexta vez consecutiva que subo al podio. Esta victoria tiene un sabor especial, estoy muy orgulloso de poder vestir este maillot amarillo", confesó el campeón del mundo, que fue además dos veces segundo en el Tour.
"El ambiente en el equipo fue fantástico, todo empezó ahí. Hubo pelea desde el primero al último día. Después de la etapa del Muro de Bretaña supe que estaba en forma para ganar el Tour. Pero hubo que seguir luchando", añadió.
"La segunda semana fue decisiva. Nos permitió abordar la tercera de forma más tranquila", añadió el líder del UAE, que dio un recital en los Pirineos antes de mostrarse más conservador en los Alpes.
Este domingo animó una última etapa espectacular atacando en varias ocasiones en la rue Lepic antes de llegar cuarto a meta. "Me vi delante cuando no pensaba que tendría la energía ni la motivación. Estaba contento de que hubieran neutralizado los tiempos de la general, eso me relajó un poco y sólo hacía falta tener las piernas".
Pero Wout van Aert, el ganador del día, lo dejó atrás en la tercera subid a Montmartre. "Estuvo increíblemente fuerte, bravo por él", añadió el esloveno, que se impuso en la general con 4:24 minutos sobre Jonas Vingegaard, su rival desde hace cinco años.
"Con Jonas, nos dijimos esta tarde que hasta qué punto nuestra rivalidad de los cinco últimos años nos ha permitido progresar y ayudado a superar nuestros límites", declaró.