Vencedor en Guijuelo (Salamanca) por delante de Mads Pedersen y del venezolano Orluis Aular, el esprínter del Alpecin firmó la 57ª victoria de su carrera al imponerse al término de una larga recta en subida.
"Esta llegada fue muy difícil, tuve que sufrir", comentó el corredor flamenco, que cuenta en su palmarés con 10 victorias de etapa en el Tour de Francia.
"Trataremos de ganar otra el domingo en la última etapa", avisó.
Después de esta jornada de transición, el maillot rojo de líder de la general sigue sobre los hombros de Jonas Vingegaard, que arañó cuatro segundos de bonificación en el esprint intermedio, donde aprovechó la pasividad del portugués João Almeida y de su equipo UAE.
El danés cuenta ahora con 44 segundos de ventaja sobre Almeida antes de la 20ª etapa, que se anuncia decisiva para la victoria final el domingo en Madrid, con una llegada en el alto de la Bola del Mundo, un puerto de 12,4 km con un 8,6% de pendiente media.
En esta Vuelta particularmente agitada, sacudida casi cada día por manifestantes propalestinos, la jornada del viernes pasó como un remanso de paz.
Almeida sigue creyendo
La etapa se vio animada por la escapada de Jakub Otruba desde el primer kilómetro. El checo estuvo acompañado durante un tiempo por el francés Victor Guernalec hasta que este último tuvo que ceder a causa de un pinchazo.
Otruba continuó en solitario antes de ser alcanzado a 50 kilómetros para meta. Entre medias se llevó una amarilla por haber adoptado una posición irregular en un descenso.
En Guijelo, donde los militantes propalestinos estaban rodeados por las numerosas fuerzas del orden, Philipsen se mostró el más fuerte del esprint final.
La etapa del sábado promete ser más animada, mientras que las autoridades han previsto un refuerzo de seguridad ante el riesgo de nuevas manifestaciones.
Será la última oportunidad para Almeida de ganar su primera gran Vuelta, ya que la última etapa en Madrid no presenta un perfil en el que se puedan establecer diferencias.
"Creo que todo es aún posible", declaró el portugués este viernes.
La etapa del viernes cuenta con 4.100 metros de desnivel positivo en solo 164 kilómetros de recorrido, con cinco puertos repertoriados en el programa, entre ellos la temible subida final a la Bola del Mundo.
Pero deberá dejar atrás a un Vingegaard que, sin haber mostrado su mejor nivel en esta Vuelta, en la que llegó a estar ligeramente enfermo, parece tenerlo todo controlado con su experiencia de doble vencedor del Tour de Francia (2022 y 2023).