El combinado nacional quiere que la etapa de Sergio Scariolo acabe de la mejor forma posible, aunque las opciones de lograr una medalla son muy bajas a priori. Los expertos en la materia y las casas de apuestas ubican a la campeona del mundo de 2019 en torno a la 10ª posición en el ranking de favoritas. Así pues, estar en la ronda de cuartos ya sería un buen papel.
Antes de pensar en rondas eliminatorias, la realidad es que La Familia necesita dejar atrás la fase de grupos. Si bien es cierto que las lesiones han sido letales durante la preparación (como las de los Albertos -Díaz y Adalde-), conviene tener en cuenta que el rival afronta la cita en una situación bastante complicada por la arritmia detectada a Tornike Shengelia, seria duda.
En los cuatro últimos duelos directos, España domina de forma clara (3-1), y tres de esos enfrentamientos se resolvieron con márgenes amplios, aunque con ritmos muy distintos: del 89-61 en 2021 al ajustadísimo 105-106 que se vivió en 2022. La excepción fue el 64-90 en el último Eurobasket, una cita en la que los georgianos tenían muchas ausencias.
Actúe o no Shengelia y lo haga con más participación o menos, lo cierto es que Shermadini va a ser uno de los hombres a vigilar de cerca. El contrastadísimo pívot es un viejo conocido de la Liga Endesa, con un rendimiento más que notable durante muchos años, y será una de las grandes amenazas.
Mario Saint-Supéry y Sergio de Larrea liderarán el juego de una selección que se encomienda a esa juventud y frescura para dar la sorpresa a lo largo del torneo. Santi Aldama -por talento y rendimiento en la NBA- y los hermanos Hernangómez -ya experimentados a nivel internacional- tienen que dar un paso adelante en la pista.
Hablan Scariolo y Willy
"Nos hemos preparado bastante bien. Nunca he tenido malas sensaciones estos años antes de empezar este torneo. Tenemos una sensación de cohesión y de que tenemos que competir, sin ninguna presión añadida", indicó Scariolo en la previa de un encuentro que, como el resto, "va a tener un peso fundamental".
"Hay que estar concentrados en todos los detalles, que son los que marcan las diferencias, en cómo ayudarnos unos a otros y vamos a dejarnos la piel. Un partido son 40 minutos y hay que trabajarlos. Hay que confiar los unos en los otros y ayudarnos, aunque también hay que tener una pizca de suerte", comentó Willy Hernangómez.