El partido había terminado en su momento con empate a uno.
El 14 de diciembre, el guardameta Patrick Drewes recibió en el descuento final del partido el impacto del mechero en la cabeza, motivo por el cual tuvo que ser hospitalizado en Berlín, sufriendo vértigos y náuseas.
El partido estuvo interrumpido durante una media hora por el árbitro, antes de retomarse sin Drewes para que se disputaran los últimos minutos. Los jugadores de ambos equipos se limitaron a pasarse el balón hasta el pitido final.
El Bochum aceptó que el encuentro pudiera terminar y luego presentó una protesta y un recurso contra la decisión del árbitro de que la interrupción no fuera definitiva.
La Comisión de Disciplina de la DFB, competente en esta cuestión, decidió dar el partido por ganado al Bochum por 2 a 0.
"Las decisiones de esta naturaleza son siempre un último recurso. Las circunstancias no nos han dejado otra opción", estimó el presidente de la Comisión, Stephan Oberholz.
Esta decisión puede ser contestada mediante otro recurso por alguna de las partes dentro de un plazo de siete días.