Neves llegó por 60 millones de euros el pasado mes de agosto, y en aquel momento, la primera sensación entre observadores y aficionados fue que era un poco caro para un chaval de 19 años. Sobre todo porque aún no había demostrado nada, aunque los aficionados portugueses habían notado un atisbo de talento en el jugador.
Sin embargo, el asesor de fútbol del PSG, Luis Campos, que conoce su liga como la palma de su mano, no se anda con tonterías. El joven de Tavira disputó su primer partido contra el Le Havre, y pronto quedó claro que el club había depositado su confianza en un jugador que pronto se convertiría en un nombre conocido gracias a su carácter, su temperamento, su actitud despreocupada y, sobre todo, su fútbol.
Pero para llegar a ese punto, es necesario que te apoyen a diario. Ese fue el papel de Luis Enrique, cuya carrera como entrenador le ha visto codearse con jugadores de la talla de Iniesta, Xavi, Busquets, Rakitic, Rodri y muchos otros.
Más allá de eso, el español suele poner el foco sobre los más jóvenes y no duda en ayudarles a crecer, lanzándoles a lo más profundo rápidamente. Lo vimos el año pasado con Warren Zaire-Emery, pero también cuando él era seleccionador nacional (Pedri, Gavi, Balde, etc).
"Estoy mucho mejor que cuando llegué", explicó el portugués en una entrevista con Rio Ferdinand en el canal de YouTube del icónico defensor del Manchester United.
"Tiene una visión del fútbol que nunca había visto antes. Como él dice a menudo, el fútbol es simple; se juega 11 contra 11, y el que quiera más tendrá más posibilidades de ganar", indicó.
"Hay que correr para los compañeros y dar siempre el 100%. A veces, aunque lo des todo, no puedes ganar, así que imagínate si sólo estás al 50%... Si das el 100%, siempre tendrás más posibilidades de ganar", comentó.

Pueden parecer instrucciones sencillas, pero son sintomáticas de los equipos de Luis Enrique, de este París SG e, inevitablemente, de Joao Neves.
El centrocampista portugués no escatima esfuerzos y sigue al pie de la letra lo que se le pide en términos de intensidad, añadiendo al mismo tiempo su toque distintivo: su técnica. Un partido crucial para el PSG en la Liga de Campeones, en el que demostró su juventud, fue contra el Manchester City el pasado mes de enero.
Aquella noche, el club de la capital se jugaba la permanencia, pero el joven no lo ocultó, ni siquiera ante jugadores de la talla de Bernardo Silva, Mateo Kovacic o Kevin De Bruyne. Siete entradas, todas acertadas, siete disparos, incluido un gol vital para adelantarse (de cabeza, pese a medir sólo 1,74 metros), y un 89% de pases acertados.
Al final del partido, la UEFA no tuvo que buscar mucho para elegir al hombre del partido. El pequeño Joao se había hecho un hombre en sólo cinco meses.
Jugador de talento, a Neves le hubiera gustado ser profesor de educación física
Dos palabras describen al portugués: tranquilo y humilde. Dos características fundamentales cuando se juega al fútbol, y que se perciben al ver a Joao en acción. Modesto por naturaleza, el centrocampista lleva dentro la esencia misma de este PSG, en el que el espíritu de equipo ocupa un lugar imperativo a las órdenes de Luis Enrique.
El ex jugador del Benfica sitúa al equipo por encima de todo. Un hecho que no dejó indiferente al técnico español ni a Campos a la hora de decidirse a buscarle. El joven de 20 años, que repite constantemente, desempeña un papel decisivo en la recuperación del balón, al tiempo que conserva la lucidez necesaria para encontrar el pase o la carrera adecuados.
El joven, que parece un futbolista de los años 80 con la camiseta metida por dentro del pantalón (está acostumbrado, ya que en la Academia del Benfica en el Algarve había dos reglas: llevar la camiseta metida por dentro del pantalón y las calcetas por encima de las rodillas), se ha convertido en una pieza clave de un equipo parisino que está a punto de hacer historia.
Él mismo admira a Andrés Iniesta -menos mal que Luis Enrique le conoce bien- y a un tal Marco Verratti. Una ventaja añadida para el club a la hora de negociar con un jugador, y que va de la mano con el deseo de Luis Campos de que los jugadores vengan por el PSG y no por París.
El joven Joao también es supersticioso, como muchos en su país. Si lleva el número 87 con el PSG es porque nunca lo ha soltado desde que ganó la Youth League con el Benfica en 2022. El sábado, en Múnich, jugará su segunda final europea con ese número a la espalda, y espera que le traiga buena suerte.
Y si lo hace, podemos empezar a pensar que el portugués nació bajo una estrella de la suerte. Una estrella que le ha permitido convertirse en futbolista profesional desde los 17 o 18 años -y no en profesor de educación física, como le hubiera gustado-, jugar en el Benfica, convertirse en uno de los mejores jóvenes de su país, fichar por un club europeo capaz de competir en la Liga de Campeones y convertirse en una pieza clave, todo ello en el espacio de nueve meses. ¿Qué más se puede pedir?
Sigue la final de la Liga de Campeones vía Flashscore.
