"Estoy aquí para trabajar duro. Se dijeron muchas cosas, fueron sacadas de proporción, pero estoy aquí para tratar de ayudar al equipo", dijo el futbolista a Amazon tras anotar el tanto que dio al Corinthians el triunfo por 1-0 ante el Palmeiras en la ida de los octavos de final de la Copa de Brasil.
A finales de junio, Depay presentó una reclamación formal al Corinthians por deudas por premios y derechos de imagen, que la prensa brasileña estimó en 6,1 millones de reales (950.000 euros).
Llegó incluso a hablarse de la posibilidad de un boicot del atacante a los entrenamientos y el club anunció, unos días después, que había pagado una parte de la deuda, sin dar detalles.
Tras las tensiones, Depay parece reencontrar su nivel, pues el sábado había firmado la diana del empate 1-1 del Timao frente al Botafogo en el Brasileirao.
"Estoy tratando de hacer mi trabajo, tratando de mejorar al equipo, y vamos a continuar así", aseveró el atacante de 31 años el miércoles.
Exjugador de PSV Eindhoven, Manchester United, Olympique de Lyon, Barcelona y Atlético de Madrid, Depay llegó al fútbol brasileño el año pasado, llamado a ser una de sus grandes figuras.
Suma cuatro goles y tres asistencias en 12 partidos jugados en la actual temporada del Brasileirao, en el que Corinthians ocupa el 11º lugar, y agregó ahora a la cuenta su primer tanto en la Copa de Brasil. Firmó también otra diana en cuatro apariciones en la Copa Sudamericana, torneo en el que el equipo paulista quedó eliminado en la fase de grupos.
El Corinthians atraviesa una crisis institucional. El anterior presidente del equipo y gestor de la llegada de Depay, Augusto Melo, fue destituido en mayo tras ser blanco de una investigación judicial por corrupción.
La semana pasada, la justicia admitió la denuncia contra Melo por los cargos de "asociación criminal", "lavado de dinero" y "hurto" y el empresario de 61 años irá a juicio.
Osmar Stabile, quien era el primer vicepresidente del club, está al mando mientras se organizan elecciones.