Hasta ahí todo bien, si no fuera porque Podkolzin ha hecho toda una carrera como jugador profesional de... baloncesto. Y se entiende, ya que el oriundo de Novosibirsk mide 2,26 metros.
Aunque sólo pasó dos temporadas en los Dallas Mavericks (2004 a 2006) de Dirk Nowitzki y Jason Terry, en las que estuvo prácticamente ausente (jugó seis partidos), el ruso entró en la historia -y se mantiene- como uno de los jugadores más altos que han pisado las canchas norteamericanas.
Sus 226 centímetros lo sitúan en el séptimo lugar de una tabla que lidera Gheorghe Muresan (2,31 metros), seguido de Manute Bol (2,31 metros) y Tacko Fall (2,29 metros). Según las medidas oficiales, Zach Edey, de los Memphis Grizzlies, es el jugador más alto en activo en la NBA, con 2,24 m.
Una nueva oportunidad
Con una carrera modesta en los pabellones, hecha esencialmente en Rusia, adonde regresó en 2007, Pavel podría incluso tener algo de talento para el fútbol.
En declaraciones a TJ Sports reveló que estuvo cerca de marcar al Kaluga (victoria por 1-0 del Amkal) y que no puede esperar para volver a jugar: "Es una gran ciudad, buen clima, un gran equipo", aseguró.