La España campeona de Europa deslumbró desde varios aspectos. El primero, el cambio de dibujo táctico: de la eterna posesión, que brindó las dos Eurocopas seguidas (2008-212) y la Copa del Mundo (2010), ‘la roja’ pasó a ejercer una presión alta, estilo Premier, con el desgaste físico y la incomodidad del rival en salida como ejes de concentración.
Para consolidar ese sistema de pressing, el cuerpo técnico de Luis de la Fuente necesitaba de dos extremos veloces, con llegada y definición que aprovecharan al máximo cada acción de peligro. Lamine Yamal (17) y Nico Williams (22) se convirtieron en dos pilares del sistema táctico que le permitió a España regresar a lo más alto de Europa.
Nico Williams llegó a la Eurocopa un poco más consolidado que Lamine. En el Athletic, Williams ya es prácticamente un ídolo. Aterrizó en Alemania después de ganar la Copa del Rey con el equipo de sus amores. Su temporada fue envidiable: disputó 37 partidos, marcó ocho goles y ofreció 16 asistencias. Números más que considerables para un extremo tan joven y con toda su carrera por delante.
Lamine Yamal, por su lado, llegó a la Euro como una de las grandes promesas del FC Barcelona, presidido en ese entonces por un cuestionado Xavi Hernández. El mediapunta de 17 años se había ganado un espacio en la banda, dejando en el banquillo jugadores con experiencia como Joao Félix, hoy en el Chelsea.
Aunque no ganó ningún título, Yamal jugó 50 partidos, anotó siete goles y brindó siete asistencias. Luis de la Fuente apostó por él antes que jugadores de otras características como Marcos Llorente. Su decisión no fue cuestionada. La prensa española, en general, confiaba en el talento del joven de Mataró. El final, en tiempo le dio la razón al seleccionador.
Una Eurocopa de ensueño
El rendimiento de Lamine y de Nico en la Eurocopa fue espectacular. El jugador del Barcelona, por ejemplo, marcó uno de los goles del año en las semifinales contra Francia. Recortó hacia adentro desde la banda derecha y lanzó un remate desde la frontal que venció a Maignan, uno de los mejores guardametas de la actualidad.
Nico Williams, por su parte, anotó uno de los goles en la final contra Inglaterra. Fue determinante y explosivo a lo largo de la temporada y, además, se convirtió en uno de los fijos para De la Fuente.