Según la entidad azulgrana, después de concluir la auditoría que el organismo europeo realizada cada dos años a todos los clubes participantes en sus competiciones, son conscientes de que éste considera las ventas del patrimonio del club como operaciones extraordinarias, no como una consecuencia de su habitual gestión económica.
Para LaLiga, por ejemplo, sí se admite la colocación de esas importantes cantidades como ingresos ordinarios, no así la UEFA, y de ahí la discrepancia sobre los beneficios obtenidos por el Barcelona. Así lo deslizan, al menos, desde el club.
En todo caso, y una vez dadas las explicaciones oportunas a quien correspende, en el Barcelona aún no han recibido ninguna notificación oficial sobre posibles consecuencias de esta disparidad de criterios, que no sería la primera vez que le ocurre a la directiva presidida por Laporta.