Roro había perdido influencia y, por tanto, presencia en el terreno de juego. Suele pasar con el Cholo Simeone. Jugadores que son importantes, pero cuyo rendimiento baja, pasan a la última fila de las rotaciones. Y eso le ha pasado a Riquelme: de ser titular por delante de Lino en el carril izquierdo, una posición nueva para él, e incluso llegar a debutar con la selección española absoluta, a tener una participación residual.
Tanto es así que el Atlético de Madrid, necesitado de ventas para afrontar otros objetivos con los que reforzar el equipo al gusto del técnico argentino, puso la etiqueta de transferible a su canterano. Y el Betis se lanzó a por él. Ha hecho falta que el equipo verdiblanco haga caja, entre otras cosas con la venta de Johnny Cardoso al propio club rojiblanco -aunque son operaciones distintas- y con la inminente de Jesús Rodríguez al Como, para que se pueda sellar el traspaso.
Riquelme firmará cinco años como bético después de que el Atlético venda el 50 % de sus derechos federativos por unos ocho millones de euros. La otra mitad del pase se la guarda la entidad colchonera para sacar tajada de un posible futuro traspaso, del que cobraría la mitad del mismo.