El joven colegiado, de 23 años se desplazó aquel día a la localidad de Torija para dirigir dos encuentros que, según explica, se saldaron sin incidentes. Al salir del pabellón junto a su hermano, que ejercía de cronometrador, fue agredido por un grupo de personas a los que identifica como jugadores y aficionados del equipo local.
A Abdessamad, que cuenta con cinco placas en la cara, le rompieron la mandíbula de una patada e incluso estuvo cerca de perder su ojo izquierdo, donde aún se puede apreciar el derrame. Pese a que ya ha pasado más de un mes, todavía sigue medicándose y tiene problemas para conciliar el sueño por las pesadillas que sufre.
A propósito de la reunión con los clubes que integran la máxima categoría del fútbol sala nacional, la RFEF quiso brindar su apoyo y cariño hacia El Kharaifi, quien recibió una camiseta personalizada de la selección española. "Un detallazo y un gran gesto. Se agradece mucho y se me quedará para siempre", dijo el alcarreño.
Abde, desde luego, no pide tanto: "Que se nos respete igual que a cualquier otra persona. Al igual que a nadie se le ocurre insultar al cajero o al dependiente de una tienda cuando va a comprar, a un árbitro también se le debe respetar. Yo, como juez dentro del campo, no puedo faltarle al respeto a un jugador o a alguien de la grada. Veo que últimamente se están normalizando las faltas de respeto contra los árbitros, y es algo que debería acabarse".