Tras abandonar el viernes por la tarde el hospital de Careggi, donde permaneció ingresado 12 días por la enfermedad que sufrió durante el Fiorentina-Inter, Edoardo Bove acudió este sábado al centro de entrenamiento para saludar y abrazar a sus directivos, al entrenador, Raffaele Palladino, y a sus compañeros.
El centrocampista llegó conduciendo su coche y se detuvo, sonriente, para hacerse unas fotos con algunos aficionados presentes en el exterior de las instalaciones.
En el interior del Viola Park, Bove se reunió con los directivos Ferrari, Pradè y Goretti y con el propio Palladino, y luego saludó y abrazó a sus compañeros, que llegaban para la sesión vespertina de preparación del partido de este domingo a las 15.00 horas contra el Bolonia.
Emoción a raudales por parte de todos. El centrocampista, al que se le implantó un desfibrilador subcutáneo extraíble el pasado martes, algo con lo que no puede jugar en Italia.